jueves, 7 de octubre de 2010

Expira el verano.

El verano es algo mágico. No es lo mismo que nuestra "tierra caliente", no son simplemente el calor y las ropas ligeras. Además de la transformación impresionante de la naturaleza, se alimenta con la ensoñación acumulada durante laaaargos meses de frio y oscuridad, se compone del deseo liberado de florecer - reprimido a veces hasta bien entrado Mayo, por tantas capas de ropa y de nieve.  Para todos aquellos que crecieron al norte o al sur de los trópicos, el verano ocupa un rincón en los recuerdos, de color dorado, días largos, noches cortas pobladas de cantos de insectos, pájaros y humanos. Si indagamos en la infacia de algún alemán, seguramente ese rincón está a orillas de un lago o de las costas del Adriático, e incluye fotos familiares con tíos y primos, pues al parecer aún existía la figura de la familia extensa - ya no, eso me consta. 
Cayendo en ésta trampa de la fantasía me compré unas sandalias en Febrero...sí, venden la ropa para usar en las fugaces 3 o 4 semanas de verano, ¡con cinco meses de anticipación! Entonces comprendí el poder de esta imagen, en la que por supuesto, se regocijan las campañas publicitarias: florecer en las tibias-tardes-generosas-de-andar-lento-bajo-un-cielo-despejado, para las mujeres desfilar con pies descalzos en vestidos románticos de telas vaporosas y para los hombres -la mayoría creo yo, ¡espero!-, ver a las mujeres vistiendo esos vestidos, sentir que las pieles respiran.
El verano y sus últimos coletazos en las doradas tardes de otoño de los primeros días de Octubre, huele a monte y a humo de parrilladas y sabe a cerezas, albaricoques, higos -nuestras brevas-, duraznos, ciruelas, nectarinas, frambuesas, moras y arándanos, y al final, a vino nuevo. Todos sabores sensuales, cuyo solo recuerdo hace agua la boca.

El domingo que pasó, fue justamente uno de esos días en los que el sol parece estar despidiéndose, para seguir su rumbo y despertar la primavera al sur del mundo. Tenía higos maduros, cerezas congeladas (ya pasó hace rato la cosecha) y mazorcas frescas. Como no pude elegir entre los tres, los elegí a los tres -ojalá siempre se pudiera ;)- y me puse manos a la obra. El resultado: Tarta de higos y crema de almendras. Tartitas de cereza y crema de pistachos. Muffins de mazorca tierna y queso (a decir verdad, es la misma mezcla que hago para las arepas solo que esta vez me excedí con el queso). Les dejo la receta de la ganadora de la tarde: Tarta de higos y crema de almendras. Eso sí, advierto para ésta se necesita paciencia pastelera, y atención a la masa brisée.

Tarta de higos, crema de almendras y pasta brisée.

Se necesitan más o menos 5 higos muy maduros (aún no resuelvo el misterio de porqué en Bogotá las brevas nunca están maduras), lavados, partidos en cuartos. Si no tienen higos o brevas maduras, con duraznos o albaricoques, también queda deliciosa.

Pasta brisée.


250g      Harina de trigo
125g      Mantequilla muy fría.
2            Yemas
4           Cucharadas de agua
1           Pizca de sal

1. Mezclar la harina, sal y mantequilla rápidamente con ayuda de un cuchillo o un sablé, hasta que parezca miga de pan.
2. En el centro de la mezcla, poner las yemas y el agua, integrar de a poco hasta formar una masa, trabajarla solo hasta que se vea homogénea. (NO amasarla de más, porque la harina desarrolla fuerza y luego la tarta queda dura)
3. Llevarla a descansar 1 hora en la nevera.
4. Estirar con ayuda de un rodillo hasta un espesor de 2 mm, forrar una tartera de más o menos 26 cm de diámetro.
5. Llevar nuevamente al frío hasta antes de hornear, (al menos 10 minutos).

Crema de almendras.

50g  polvo de almendras (o almendras finamente molidas)
50g  mantequilla blanda
50g  azúcar pulverizada
10g  maizena
2     huevos
1     cucharada de ron dorado.

1. Mezclar de a uno todos los ingredientes, hasta conseguir una pasta homogénea. Reservar.

Armado:

1. Precalentar el horno a 170°C.
2. Forrar con papel aluminio y pinchar con un tenedor la base de pasta brisée. Llevarla por 20 minutos al horno o hasta que tome un leve color dorado. Pasados 10 minutos del horneado, retirar el papel. Sacar del horno y dejar enfriar.
3. Rellenar la masa con la crema de almendras, acomodar los higos, poner por encima algunas almendras fileteadas.
4. Hornear unos 35-40 minutos más a 170°C.
5. Retirar del horno y dejar que se enfríe.

Sentarse en una terraza soleada y acompañar con capuccino helado, o con un vino rosado, fresco, frutal, dulce. Grabar en la memoria para reconfortar el espiritu en alguna lúgubre tarde de febrero.

3 comentarios:

  1. Uy, qué delicia, qué viaje. Gracias Alejandra, leerte fue un magnífico comienzo de fin de semana. Un abrazo, Martín

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  2. En sus recetas podrían suplir la mantequilla por margarina, y que mejor que sea por una que nutra a la familia hasta en el postre. Por eso nosotros les recomendamos margarina Primavera® que contiene su exclusivo Nutry-esencialis® combina ácidos grasos esenciales por su origen vegetal y la adición de vitamina A,D y E”. Así tendrán un rico ingrediente adicional, además de ser saludable.
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  3. Gracias Martín, me alegra que te guste... ya pronto nos veremos, a ver si nos queda tiempo de poner en práctica algo de toda ésta teoría. Abrazos! Ale

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