sábado, 19 de marzo de 2011

La muerte en Venecia

Tranquilos, no se murió nadie. Solo que en el momento en que quise empezar a escribir este post, me vino a la mente el título de la famosa película, basada en la novela de un -también famoso- escritor alemán. Es que me encanta tomar prestados los títulos famosos, más que por intento de robo, son humildes homenajes de mi parte a las almas brillantes que los concibieron.






Visitar Venecia por primera vez fué para mi una experiencia difícil de describir: como estar soñando ininterrumpidamente por 72 horas.
"La serenísima" resplandecía a ras de los rayos bajos del sol de otoño, se reflejaba temblorosa en las aguas siempre en movimiento de día y mansas de noche, a cada paso que daba  por sus laberintos se revelaba algún rincón lleno de historia, en la oscuridad parecían peregrinar entre sombras los fantasmas moradores de todos los siglos que se resisten a partir. Es que en un lugar así, a cualquiera se le puede trastornar la razón.

Desde sus orígenes la laguna veneciana atrajo por su ubicación estratégica a comerciantes y aristócratas. Su carácter a medio camino entre oriente y occidente, propició un desarrollo especial de la pintura, la música y la arquitectura.

Construida sobre 120 pequeñas islas de barro - y pilotes de roble y ciprés que le dan cimiento a sus construcciones -¿algún arquitecto o ingeniero civil podría ilustrarnos mejor al respecto? Se agradecen colaboraciones ;) - y unidas entre si por puentes, deslumbra con sus fastuosos palacios, iglesias y basílicas.


Una de las islas -cuyo nombre nos resulta seguramente conocido- es Murano, en donde desde hace siglos se trasmiten de padres a hijos los secretos del vidrio y su manipulación a altísimas temperaturas, para la producción de toda clase de fantasías y accesorios.








La basílica de San Marcos -obra maestra de la arquitectura bizantina en occidente, financiada en buena parte con el saqueo de Constantinopla- es un museo de arte hecho de oro, piedras vítreas y décadas del trabajo refinado de manos virtuosas, que escenificaron pasajes bíblicos e históricos en mosaicos hipnotizantes, que ponen en evidencia el poder económico que ostentó la ciudad durante su apogeo.

El fin del esplendor de Venecia se acerca con la llegada de los españoles a América, por el desplazamiento de las rutas comerciales. Posteriormente pierde varias guerras y también su independencia, siendo finalmente anexada a Italia en 1866. De ahí en adelante ya solo se puede hablar de su decandencia.
Esa misma decadencia que da a Venecia la magia que ha fascinado y que congrega a millones de visitantes, que también la han convertido en la ciudad de las apariencias y las ilusiones románticas - una manera de interpretarla a través de los símbolos de "La muerte en Venecia".




En Venecia todo huele a mucho tiempo, a humedad. Los muros se ven cansados, es difícil precisar de qué color fue cada pared que hoy oscila entre un rosa viejo, bronce oxidado y oro quemado. Es difícil que no se desaten todas las fantasías románticas de nuestra mente si nos encontramos en un escenario así: magnífico y decadente a la vez.



También las fantasías culinarias: en mi imaginación, la cocina veneciana era una fusión de sabores de oriente, tradiciones de occidente, frutos del mar, refinamiento y opulencia. En mi haber  -de turista promedio- consiste en una serie de experiencias frustrantes e incluso intoxicantes - no en el sentido metafórico. Para ser más clara: aunque se supone que este es un blog de cocina, hay casos en los que aunque haya tenido toda la intención, no encuentro razones culinarias para hablar de un lugar. Lo que pasa es que igual no puedo dejar de reconocer toda la belleza y el valor de un lugar, muy a pesar de mis experiencias. 
En Venecia todo es muy caro. Comer es caro. Comer bien, cuesta muy caro. Hay millones de turistas que deambulan por la ciudad el año entero. Siempre fue cuna de mercaderes, una ciudad con el alma entregada al comercio. ¿Qué significa todo esto? significa que los restaurantes y cafés en su mayoría venden cualquier cosa por un precio bastante alto. Cualquier cosa incluye por ejemplo unos: "Spaguetti frutti di mare" que casi nos mandan directo al hospital más cercano (¡!).


Persiguiendo las leyendas, visitamos el famoso café "Florian", frecuentado desde épocas remotas por la farándula y personajes sobresalientes que solían encontrar allí su inspiración. 
En la carta se lee:

"Italia es el país más lindo del mundo, Venecia es la ciudad más linda de Italia, San Marcos es la plaza más linda de Venecia y el café Florian es el más lindo de la plaza de san Marcos. Por tanto usted se encuentra en el lugar más lindo de mundo"



... y en el más caro - agregaría yo.
Por dos cafés y una porción microscópica del tiramisú más insípido del mundo -el que venden en los supermercados lo supera con creces- 30 euros.

Se dice también que los mejores helados del mundo son italianos y que de ellos, los mejores son los venecianos: en mi humilde opinión los de heladeria de barrio en Buenos Aires los superan con creces. Claro, si se combina con una copita de prosecco, mejora la evaluación...


Una de las especialidades de la cocina veneciana, al lado de todos los platos a base de pescado y frutos de mar, es el higado a la veneciana: no pude comer más de tres bocados, para mi gusto tiene un sabor repugnante, como comprenderán, no quise averiguar los detalles de la receta ni tampoco conservo la fotografía.

Como verán por cuestión de suerte o de presupuesto -me imagino que en los restaurantes frecuentados por la realeza se servirán los platos de mis fantasías- quedó frustrada mi ilusión de saborearme mientras escribo este relato, al recordar los manjares que me habría gustado probar en Venecia.

La realidad es que todavía me duele el estómago por la intoxicación y solo puedo saborear la infusión de manzanilla que me estoy tomando.


Se me vino a la mente "La muerte en Venecia" porque esta vez, se me murieron un par de ilusiones que habitaban mis anhelos de visitar una vez más a "la serenísima". Se murió mi ilusión culinaria, se murieron mis fantasías románticas. Como en la novela, más allá de las apariencias, me encontré con la realidad: una ciudad muerta. La inmensa mayoría de los venecianos vive en Mestre, una ciudad real con precios que la gente puede pagar, que se encuentra al otro lado del puente de la libertad, que desde tierra firme conduce a Venecia.  Un escenario de gran riqueza artística pero sin corazón: su única prioridad es facturar.




Haciendo un esfuerzo por rescatar algunas experiencias gastronómicas, vale la pena mencionar el coctel favorito en los bares venecianos: el "Bellini" y aunque no se trate de una especialidad local, la de los "Canoli" exquisitos barquillos dulces de masa crocante rellenos de ricotta de oveja, originarios de Sicilia y preparados como si estuviesen allí, por una pareja de hermanos sonrientes que tiene su restaurante hace años en Venecia y que todavía recibe periódicamente encomiendas de quesos y jamones de la granja de la abuela que queda en Cefalú, uno de esos pueblitos de historia milenaria allá en el sur de la isla.

Como para no quedarles mal, les dejo la receta del Bellini, coctel para brindar por los momentos que se quedan grabados para siempre en nuestros recuerdos.


Bellini -el coctel de Venecia


1 Botella     de champagne o prosecco
3-4           duraznos maduros
2 cucharadas  azúcar



1. Se pone todo en el congelador unas horas antes: duraznos,  copas, chmpagne.


2. Se licuan los duraznos con el azúcar y un poco de champagne, se humedecen los bordes de las copas y se pasan por un plato con azúcar.


3. Se cuela y se mezcla el resto del champagne, se sirve.... se disfruta




¡Arrivederci!

(Derechos de Autor: las fotos número 1, 2, 4, 6, 8 y la que está debajo de esta línea las tomo Ulrich Katholing, el resto sí son mías)







6 comentarios:

  1. me encantas tus fotos Gordis... lamento mucho que se hayan intoxicado
    besos

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  2. gracias gordis, pero como acabo de scribir no todas las tomé yo... me dieron una manito...si nosotros también, pero bueno, sobrevivimos!! Besos

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  3. Preciosas fotos y bueno es una làstima que todo sea tan bello pero solo para mirar y lo de comer pues no tanto,y lamento lo de la intoxicaciòn.Bueno la primera foto me encanta. Puedes añadirla a las otras que te solicitè al mail.

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  4. Muy chéveres las fotos y las descripciones. Abrazos

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  5. Que bueno seguirte en tus viajes a partir de tus relatos, si hasta parece que hubiera estado ahi con vos amiga. Un saludo a Ulrich. Tu amiga de siempre Kari

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