En Barranquilla me quedo!!!

Dedicado a todos los curramberos de corazón.

Cuando se viaja por el Caribe colombiano, se puede comprender -sin discutir que es un genio de la literatura- que Gabriel García Márquez necesitó solo mirar a su alrededor para encontrar a los personajes que protagonizan sus historias. Los colores, las situaciones improbables, esa perspectiva de la existencia que nos asombra y nos fascina, son todas cosas de la cotidianidad costeña. Creo que eso mismo lo ha dicho él en otras palabras, lo que pasa es que hasta ahora comienzo yo a entender porqué lo dice.

La tía Teresa.

Barranquilla es la ciudad más grande de la costa, el puerto más importante sobre el mayor río de Colombia: el Magdalena, se encuentra situada a pocos kilómetros de su desembocadura. Arenosa y ardiente la mayor parte del año, famosa por las tormentas y los torrenciales aguaceros que convierten sus calles en arroyos caudalosos - me parece que "arroyo" es un diminutivo de lo que pueden llegar a ser los ríos que arrastran lo que encuentran a su paso cuando llueve como Dios manda.

Caótica y con vocación para la fiesta, la música y la risa. Con una riqueza cultural que se expresa sobretodo en la tradición oral popular, el legado de escritores geniales y los diferentes ritmos y bailes autóctonos, además de la larga lista de dichos y palabras propias, a las que se hace un pequeño homenaje en el museo del Caribe - que muestra una recopilación hermosa y dinámica del folclor, la historia y todo el paisaje humano de la región.

(La foto del burrito es de Mayi! Gracias nena!!)

De contrastes desgarradores, se encuentran el lujo, el esplendor y los callejones más tenebrosos que se puedan imaginar, es como presenciar "el jardín de las delicias" en vivo, o talvez es solo la historia de la humanidad que se repite y que hace pensar en la pintura de el Bosco al querer resumir a Barranquilla. Con aires de Oriente medio en su arquitectura, su cocina y sus rostros, con huellas de todos los mestizajes ocurridos desde la llegada de los españoles a América en su historia, "Quilla" se mueve a otra velocidad, está llena de efervescencia.

Nada como un asado familiar en la tarde de un domingo cualquiera: creo

que en Quilla las personas saben mejor como divertirse que en cualquier otro lugar del mundo. Son presente puro, saborean el instante, no desperdician ninguna oportunidad para reir.

 Nunca antes en mi vida presencié una tarde de domingo tan sorprendente: parlantes de un metro en el patio de la casa con la música tan fuerte que nos entendíamos sin oírnos, un tío de expresión seria que nos hizo reír con todas sus ocurrencias, que cuando llegó nos repartió instrumentos -maracas, caja, guacharaca que me tocó a mí, guache, clave- bailó para nosotros -y los vecinos que se pegaron una pasadita para verlo- con la tía Teresa -ver: ¡fotos del principio!-, y que junto la tía más sonriente del mundo entero, un tío con nombre de emperador romano y los representantes de las nuevas generaciones de recocheros -con cuota cachaca ;)-  actuó, parodió, leyó letanías que versan sobre la historia cotidiana de la familia, convirtiendo en escenario el patio y la sencilla ocasión de un asado familiar, en un varieté. 

Me encantan, son geniales.

Me atrevo a pensar que allí se puede aprender mejor que con cualquier terapeuta o maestro Zen, el secreto de vivir en el aquí y en el ahora, de conectarse consigo mismo y con los demás, de aceptar que todo fluye, que somos humanos, que la vida no es perfecta. Todas cosas tan obvias y a la vez tan esquivas, por las que en otros lugares del mundo se hacen cursos, seminarios, talleres, extensísimos programas de formación... y eso que todavía no estuve para carnavales!

La gastronomía barranquillera es por su parte, una colección de preparaciones sabrosas y ricas en calorías ¡!: gran variedad de fritos -adictivos-, comida sirio-libanesa con sabor caribe, el acento africano en el uso de muchos ingredientes, gran variedad de arroces -de lisa, verde, de frijolitos, de coco, de queso, de ñame- que junto con guarniciones dulces -mazamorra de plátano, boronía, enyucado- acompañan las comidas corrientes; los bollos -limpio, de yuca, de queso, de mazorca o mis favoritos: de angelito, una mezcla de maíz blanco, coco, anís y un poco de azúcar... deliciosos!!

Infinidad de jugos y bebidas refrescantes, contundentes sopas y sancochos nada refrescantes -sancocho de todo lo que uno pueda imaginar - hasta el dispendioso y extraordinario hecho de guandú, una especie de frijolito verde venido de Africa que se cosecha entre Febrero y Abril, por lo que -además de sus propiedades energizantes y reconstituyentes- es considerado el plato de carnavales, mote de queso- y como si todo esto fuera poco, peces y frutos de mar y del río. Nombres picantes para platos aparentemente inocuos, que desatan la imaginación ;)  



De acuerdo: hay que ser original!!

  

En "las Flores" se pueden comer pescados y mariscos frescos, como el coctel de camarones y el pescao frito.




Montañas de fritos en Galerazamba. Abajo, frutos de la tierra: plátano, ñame, yuca, patilla, papaya, piña.

                                                                      



Manjares fritos: quibe, arepehuevo, dedito de queso o "curucutiador". Arriba: caribañolas de queso, arepa dulce, empanada de queso.



Torta en forma de sombrero vueltiao, símbolo del Caribe colombiano.



De Barranquilla me traje los mejores recuerdos,
recetas exquisitas, todo el cariño de "mi familia costeña" ;), adicción a los fritos -caribañolas de queso, arepas dulces, deditos de queso mmmmmmmmmmmmmm llevo cuatro, SI! cuatro días almorzando arepehuevo, la de hoy con extra- de camarones... ríiiiico!! ¿qué tiene de raro? que estoy en Alemania ;) - acompañados de jugos de frutas ¡que son exóticas hasta en Bogotá!: níspero, zapote costeño, corozo.

Traje también una guacharaca -cuyo arte aún no domino-, una pataconera -esa si la domino-, tres mariachis y una ranchera "descompuesta" por una hermosa tía de sonrisa y corazón enormes! una papaya de madera que me consuela en mis desayunos de pan con mermelada -sin papaya-. Nostalgia del sol y la risa fácil. Muchas ganas de volver pronto. Mejor dicho, como canta Joe: ¡en Barranquilla me quedo!!

Cariño puro con letra currambera y melodía ranchera, de una compositora inédita. Gracias Ana Rosa ;)

Estando en Barranquilla es obligatorio, por supuesto, pasar por Cartagena, más aún si también allí se tiene la gran suerte de ser recibido por más personas maravillosas, que encima de todo ¡viven justo sobre la playa!!

De camino a Cartagena continúa la saga de fritos que por alguna razón insospechada no me generaron un colapso hepático.

Galerazamba no llega a ser un pueblo, es como un caserío a medio camino entre las dos ciudades donde todos paramos a comer arepehuevo, entre otros manjares aceitosos.
Luego la brisa que huele a mar y enreda el pelo, luego tortugas y osos hormigueros que arriesgan su vida atravezando la carretera, luego el parador en forma de sombrero vueltiao, luego: Cartagena.

 

 

Cartagena merece todo un capítulo aparte, que espero poder escribir próximamente.

Sin embargo, un día de estar allí y  respirar el olor del mar y refrescarse en sus aguas; almorzar pescao frito con arroz con coco y patacones en la playa; caminar por la ciudad antigua, comer cocadas, panderitos y muñequitos de arequipe del portal de los dulces, ver a los bailarines de cumbia y mapalé en la plaza del reloj, suspirar durante la puesta de sol desde las murallas, imaginando cómo sería vivir allí, es suficiente para llenar de inspiración a cualquier corazón. Al mío en todo caso.

De las recetas que me quedaron de este viaje a un mundo desconocido y vibrante, ya probé algunas porque fueron el tema del curso de cocina colombiana que hice esta semana. Mis alumnos alemanes no se esperaban tantos sabores nuevos en una sola clase. La banda sonora del curso estuvo a cargo de Joe.

Con todo el cariño con el que me las enseñaron dos lindas mujeres barranquilleras, aquí les dejo tres recetas encantadoras: con toda la magia caribe, comida para gozar la vida!

Arepas de dulce -salen unas 15

1 kilo de masa de maíz blanco (fresca, si no, de harina de maiz precocido)

2 cditas sal

3 cdas   azúcar

2 cditas semillas de anís 

   

mucho    aceite para freir.

1. Se mezclan todos los ingredientes -menos el aceite. Se amasa con amor y se hacen bolitas de masa.

2. Se aplastan las bolitas y se les marca un huequito con un dedo. El huequito permite que el aceite circule por encima de la arepa... toda una ciencia!

 

3. Se calienta muy bien el aceite y se fríen las arepas. Cuando se doran se les da la vuelta.

 

4. Se disfrutan sin remordimientos.

Mote de queso - para muchas personas-

El mote es un plato originario de Córdoba y Sucre, pero en casi toda la costa se consume como propio. Esta es la variante barranquillera, la de Mary!

2 Kilos     ñame espino (en Alemania se llama Yam, eso si no
            tengo idea como se dice espino ¡!)

700 g       queso costeño ( en otras partes, queso turco de leche
           de vaca)

2          tomates

2          cebollas

1          diente de ajo

1. El ñame se pela y se corta en trozos. Se pone a cocinar con unos 2 a 3 litros de agua, hasta que se deshaga.

     

2. Aparte se hace un sofrito con las cebollas ralladas, el tomate rallado y el ajo picado muy chiquito.

3. Cuando el ñame se ha disuelto por completo, se retiran con un tenedor las fibras oscuras que aparecen en la sopa.

4. Se le incorpora el sofrito y se revuelve. Se agrega muy poca sal, porque el queso ya contiene bastante.

5. Se agrega el queso costeño cortado en cubitos, sin permitir que hierva, se mezcla el queso y se preuba la sal, si falta se le pone un poco.

6. Se sirve con un poco de cilantro por encima y se disfruta ignorando los -en promedio 30°C del medio día- si están en Barranquilla ;)

Boronía -para 8 porciones-

Al igual que Shakira, éste exquisito plato tiene antepasados árabes y sabor caribe.

5      berenjenas

2      plátanos maduros

2       tomates

1       cebolla roja

2 gajos cebolla larga

1       diente de ajo

1 cdita sal

1. Se retira el tallo a las berenjenas, se parten por la mitad y se cocinan en agua hasta que estén muy blanditas.

 



 2. Se retira toda la pulpa cocida de las berenjenas y se reserva. En una sartén aparte, se hace un sofrito con el ajo, la cebolla, el tomate rallados muy finamente.
3. Se pelan los plátanos y se pican en cubitos, se fríen en aceite bien caliente y se agregan al guiso, se cocina todo junto tres minutos.

5. Luego se agrega esto a las berenjenas y se le pone sal, si es necesario se calienta un poco. Se prueba y se sirve para acompañar alguna carne y sorprender a cualquiera que no haya comido antes boronía.

Y como despedida el retrato de mis carimañolas favoritas con sorbete de níspero: qué placer de los dioses.....